DESENTIDOS

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martes, 8 de junio de 2010

CURSO DE CATA DE VINOS, GÁLDAR 3 Y 4 DE JUNIO




"Soy joven cuando llego a la bodega,
y en la cuba durmiendo cojo solera,
y cuando me despierto vino maduro,
en la copa me sirven rojo y oscuro.
Pero el tiempo se marcha y todo llega,
me voy haciendo viejo en la bodega;
es mi padre el viñedo mi madre cepa,
son mis venas los tallos, mi cuerpo tierra."

2 comentarios:

  1. "Me apasiona descorchar un vino y encontrarme con una pieza irrepetible. Es como el amor a primera vista y, en el mundo del vino, todos somos enamoradizos e infieles. Es la gracia del vino, encontrar en cada botella algo especial, no enamorarse de una sino de todas las posibles, de todas las que valen la pena, de todas las que te hace vibrar. Existen botellas sublimes que son capaces de decirte que Dios existe"
    DANIEL GREVE

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  2. Una copa de vino es una réplica en miniatura de un universo que demuestra su particular estirpe a través de los sentidos. Cuando vemos, olemos y saboreamos un vino percibimos el resultado de la alquimia entre el hombre y la naturaleza. En la copa está la tierra en la que creció la vid, la sabiduría de las aguas que riegan sus raíces, el sol que maduró la uva, la lluvia que cayó o dejó de caer; están las manos que podaron y abonaron la planta, las manos de los vendimiadores; está la decisión a tiempo del enólogo, está el trato del distribuidor y de la bodega. Y está, por supuesto, nuestro cuerpo más o menos abierto a la sensualidad del vino. Hace algunos años me interesa el vino para algo más que para quitarme la sed y achisparme un poco. El vino me ha enseñado que no hay placeres gratuitos, que hay que trabajar por ellos, comprometerse a abrir las sensaciones y que el conocimiento amplia las vías para el disfrute. No obstante, este “refinamiento” del acto de beber vino conlleva sus peligros. Ahora cuando me acerco a una revista o guía de vinos me preocupa ver que esos vinos “perfectos” también son inasequibles para una advenediza de clase media, más bien baja, como yo. El dilema es: ¿Me estoy perdiendo la supremacía del placer? Puede que sí, puede que no. Cuando un pueblerino te ofrece un vaso de vino de su propia cosecha, la más de las veces incorrecto (según los entendidos), aprecias en el vino su vinculación al ciclo vital de quien te lo ofrece, aprecias los brazos que te abren su intimidad con un vaso de vino, aprecias el valor de ofrecerte la tierra, la uva y la vida concentradas en un vaso. Hay que revindicar el vino, más allá de las modas que pretenden prescribir lo que está in o out en el mundo del vino y volver a la condición elemental del vino como la persecución del goce, que no se logra sino tras la maduración y la experiencia y que una vez que lo tienes (o estás en camino de tenerlo) lo único que deseas con vehemencia es poder tener un amigo con quien compartirlo.

    Por :Luis Morales Galindo

    Por casualidad encontre este comentario que justamente me define la misma idea que nos trasmitio Luis Molina en el curso, ambos son claro ejemplo de la pasion por la enología.

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