La viña después de la poda llora, porque quiere volver a encontrar la libertad, llora porque evoca los tiempos que crecían de forma espontánea y asilvestrada, como esculturas férreas, como esqueletos con dedos largos indicando hacia el cielo, como los anacoretas, llora desde que el hombre descubrió que podía hacer vino y las podó para que produjeran mas uvas, desde entonces llora cada año después de la poda sin que nadie se dé cuenta…, solo el viticultor intenta consolarla con el riego y el mimo… y los viñedos , con el llorar de las cepas, recuerdan que la vida pasa, y que llega el momento de empezar a producir una nueva cosecha, un nuevo ciclo. Desde mi corazón suerte a todos los viticultores con la nueva cosecha. Ya empezamos la poda y tenemos que consolar a nuestras parras.
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