Mis viñas son únicas. Que difícil es controlar a la naturaleza, como juega , con las inclemencias del tiempo, el oidio y el mildium, cubriendo con su manto las uvas en su cuajado y rompiendo mi ilusión de salvar la viña. Con mi agricultura ecológica y los sacos de azufre, como un gladiador bregando con la naturaleza , conseguí el color perlado de mis uvas y salvar la cosecha. Aún sabiendo cómo sigue la naturaleza de la cepa su curso, es siempre una sorpresa ver aquel viñedo lleno de esculturas oscuras en invierno, brotado en primavera con su verde esperanza y repleto de uvas y de color púrpura y ambarinas en verano, con las hojas rojo cardenal invitándonos a la vendimia.
Continuo con mi sudor y trabajo mimando a la cepa: arando la tierra, la libera de carga con una segunda poda en la que elimina el exceso de racimos y mamones que le quita la energía vital a mi amada viña. Pero yo se que cada viña guarda el secreto del futuro y la fuerza de sus uvas; para ser la energía del vino.
Vendimia, palabra mágica del viticultor, donde afloran infinitos sentimientos. Cuando coja la cosecha te hablaré y me enfadaré con tristeza y con desamor, para después perdonarte o me alegraré, porque puedo continuar cuidándote y amándote porque he ganado la batalla contra la naturaleza y ¡tú viña! me has embaucado con tus mejores racimos.